Hace alrededor de 14 años, regale un libro de poesía escrito por mí, lo peor de haberlo regalado no es el libro en sí, son los sentimientos guardados en él.
Literalmente no recuerdo nada de lo escrito ahí , porque de repente caigo en cuenta de que el alcohol nubla mi paciencia y me deja divagar tratando de recordar algo que ni siquiera tuve oportunidad de sentir , mucho menos de memorizar.
Sé que en momentos se pueden colar sentimientos encontrados diferentes a los de ayer, pero no es excusa para actuar así.
Nunca he sido partidario de aquella frase “Recordar es vivir”, para mi es mejor: “Recordar es Morir”, dejas de vivir cuando comienzas a recordar los tiempos del ayer, incluso en ocasiones puedes hundirte tanto en esos recuerdos que puedes dejar de sentir el ahora y comienzas a morir en el presente, pero nada de lo que hagas te hará volver atrás.
Nada.
Ahora bien, sé que estoy equivocado, si, lo admito, pero verte triste me hace tan feliz, porque sé que conmigo ahí todo sería distinto, todo brillaría, y tu sonrisa jamás se borraría.
Pero también sé que lo prohibido no es para mí, y sé que para ti tampoco, por eso te deje ir, grave error pero cada vez que te veo, tú sonrisa no está, y no eres capaz de voltear a mí y eso me hace tan feliz.
Muy feliz.
Tanto que suelo verte muy frecuente, y te busco para coincidir, y sentir ese placer que me da el verte sufrir, el verte así, el saber que yo fui mejor y seguiré aquí, rondando tu alma, buscando tu sentir, tratando de remediar mi camino, pero nunca jamás moriré en el ayer, no, ya no.
Ríos Eternos. 